jueves, 17 de marzo de 2022

LAS NUBES VIAJERAS

 Por Lilia Esmeralda Calderón Almerco

Una nube pequeñita,

cual motita de algodón,

va pasando por el cielo

con afán de visitar a Dios.

 

Unas nubes errantes,

que la vieron pasar,

emprendieron el camino

por la ruta celestial.

 

Allá van las nubes viajeras

saludando al nuevo día,

despejando el cielo azul

con amable cortesía.

lunes, 14 de febrero de 2022

LAS HORMIGAS DORMILONAS

 Por Lilia E. Calderón Almerco


Las hormigas dormilonas

no salieron a trabajar

y en sus sábanas de seda

se quedaron a soñar.


El sol que las miraba

las mandaba levantar,

pero ellas, dormilonas,

se acurrucaban más.

 

El viento que soplaba

las mandaba a trabajar,

pero ellas, dormilonas,

empezaron a roncar.


Muy pronto llegó el invierno

y las hormigas dormilonas

no encontraron alimento,

entonces ni el sol ni el viento

escucharon sus lamentos.

martes, 11 de enero de 2022

CUENTO "UNA ARAÑITA SOÑADORA"

Por Lilia Esmeralda Calderón Almerco

Hola, soy Irgeo, una arañita joven y soñadora, de aquellas que también sueñan despiertas. Te contaré que me gusta el invierno, excepto la lluvia, por ello, en esta época solo salgo con paraguas, y cuando me quedo en casa me dedico a leer y a tejer mi telaraña. 

Un día cualquiera, yo estaba en el techo de mi casa, en compañía de unas amigas. Conversábamos, reíamos y tejíamos. Yo hacía una telaraña moderna que estaba copiando de una revista de tejidos para arañas.  De pronto, miré hacia arriba y vi pasar un ave volando hacia lo más alto del cielo, y es entonces cuando...

Yo tenía dos alas de color azul y estaba en el aire, volando entre las nubes y girando con el viento. Desde muy lejos veía los techos de las casas y a mis compañeras tejiendo sus telarañas. Qué feliz me sentía, y pensé que volvería cuando quisiera y bajaría volando hasta la escalera de mi telaraña.  

De pronto, la risa de mis compañeras me volvió a la realidad y descubrí que había dejado escapar varios puntos de mi tejido. ¡Mi tela estaba hecha un desastre! Inmediatamente, traté de arreglarla, pero en ese mismo instante, un ventarrón seguido de una lluvia copiosa me arrebató el tejido. dejándome en medio de un gran charco de agua. Me quedé sin tela, pero sin sueños, no.